La historia del juego
es tan antigua como la de la humanidad. Los niños de la antigua Roma, Egipto o
Grecia ya jugaban a las tabas y con muñecas de marfil y hueso, pelotas o
sonajeros. De esa época también son las casitas de muñecas con platos y
muebles.
Los juguetes a cuerda
eran populares en la Edad Media, sobre todo para los adultos: los artesanos los
fabricaban uno por uno y los vendían en las ferias.
La primera vez que se
fabricaron juguetes de forma industrial fue en Nuremberg, Alemania, en 1850.
Desde allí se distribuían los juguetes hechos por los artesanos a toda Europa.
Hoy en día, la fabricación de juguetes es una industria importante en la
mayoría de los países. Cada año salen a la venta juguetes nuevos, pero hay
algunos que tienen siempre mucha aceptación: muñecas, pelotas, bloques,
pinturas...
El juego de pelota fue
el deporte prehispánico más importante en Mesoamérica. Una de las últimas
canchas del juego de pelota descubiertas en Chiapas, fue construida entre 1400
y 1250 a.C.; casi cinco siglos antes de las canchas que se conocían en
Guatemala.
A los largo de la
historia son muchos los autores que mencionan el juego como una parte
importante del desarrollo de los niños y son varias las teorías que se formulan
acerca de éste.
Platón fue uno de los
primeros en mencionar y reconocer el valor práctico del juego, dada la
prescripción que hace en Las Leyes de que los niños utilicen manzanas para
aprender mejor las matemáticas y que los niños de tres años, que más tarde
serán constructores, se sirvan de útiles auténticos, aunque de tamaño reducido.
Platón consideraba que
la educación se basaba en el juego y estimaba que se debía comenzar por la
música para la formación del alma y posteriormente con la educación física para
el cuerpo. Aristóteles enfatiza el juego y la diferencia entre el juego físico
y el juego más elaborado dirigido a otros fines.
El propio Aristóteles
que se ocupa de los problemas educativos para la formación de hombres libres,
menciona en varios lugares de su obra ideas que remiten a la conducta de juego
en los niños: “hasta la edad de cinco años, tiempo en que todavía no es bueno
orientarlos a un estudio, ni a trabajos coactivos, a fin de que estos no impida
el crecimiento, se les debe, no obstante permitir movimientos para evitar la
inactividad corporal; y este ejercicio puede obtenerse por varios sistemas,
especialmente por el juego... la mayoría de los juegos de la infancia, deberían
ser imitaciones de las ocupaciones serias de la edad futura”.
Las primeras escuelas
elementales romanas recibieron el nombre de ludijuegos y el encargado de
dirigirlas recibía el nombre de ludi magíster.
El primero de los doce
libros de la obra de Quintiliano, trata tres problemas pedagógicos: el
atractivo de la enseñanza, el de su universalidad y el de las inclinaciones y
aptitudes. Señala que, para que el niño no odie el estudio, la enseñanza ha de
ser al principio como cosa de juego. Estima como señales de talento, la
memoria, que tiene dos oficios: aprender con facilidad y retener fielmente lo
que aprendió, y la habilidad para imitar, por ser señal de docilidad. La
escuela alegre de Victoriano de Feltre (siglo XV) realizó las mejores ideas de
Quintiliano, y las mejoró en la parte que se refiere a la educación física y al
juego.
Luis Vives (siglo
XVI), influido por Quintiliano, admite la importancia del juego en la educación
y propone diversos expedientes sustitutos del juego para aquellos momentos en
que el niño no tenga ganas de jugar, tales como las conferencias de carácter
ligero, las fábulas, las historietas, los chistes, los acertijos, etc.; además,
advierte que la fatiga y la desidia se alivian con descansos periódicos, con
ejercicios lúdicos y estímulos para la voluntad.
A finales del siglo
XIX aparece un movimiento progresista de educación que rechazaba la escuela
tradicional y cuyo impulsor fue J. Dewey, (1859-1902). Concebía la educación
como un proceso activo, de experimentación, de exploración, etc. Los alumnos
orientados por el profesor indagan en la realidad inmediata para lograr los
objetivos educativos.
Los juegos son la base para realizar trabajos
formativos de cualquier clase. Las actividades basadas en juegos permiten
contemplar aspectos importantes como la participación, la creatividad, el gusto
estético, la sociabilidad, comportamientos
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